Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Camino de ida: El libro que todos queremos leer


-“Si hay miseria, que no se note”.
(Carlos Salem)




Decía un anuncio no sé si de condones o de neumáticos (en definitiva: de gomas) que “la potencia sin control no sirve de nada”. Algo parecido se le podría aplicar a esta producción literaria postmodernoide del nocillismo (véase un buen ejemplo), que parece hablar de tú a la peña de la generación de Naranjito, valiéndose de sus mismos códigos. Os pongo un suponer: mi nueva novela trata de que Mayra Gómez-Kemp secuestra el cadáver de Paquirri para llevarlo a dar un último paseo a bordo del Coche Fantástico (todo con banda sonora de Edith Piaf, Torrebruno y Jeff Buckley). Irresistible, ¿eh? Ahora solo me falta escribirla, y que tenga sentido.

Si os digo que Camino de ida (2007) trata de que un funcionario catalán al que su mujer se le acaba de morir emprende –durante un mundial de fútbol- un viaje de autoconocimiento por Marruecos junto a un timador argentino y un hippy que quiere matar a Julio Iglesias (todo con banda sonora de Carlos Gardel) es posible que también os suene irresistible. La buena noticia es que ya está escrito, excelentemente además, por Carlos Salem. Y que este es el libro que todos queremos leer. Al menos yo.


De nada sirven unas premisas superguays (ya sea en lo cultureta o en lo freak) si luego las promesas no se cumplen. Lo que en inglés se llama “deliver”. Es muy fácil trufar una historia con referencias, lo difícil es que estas no sean un pegote, o un ardid para distraernos del humo que se nos trata de vender. Camino de ida es una novela ligera (digámoslo), hoy me ha sorprendido un amigo al calificarla de “negra”, yo no la he visto así, pero por qué no. Yo diría más bien que se trata de una novela de aventuras, pero ¡qué aventurones, amigos!

Los personajes, de bien construidos, resultan entrañables, e imposibles de olvidar. Personajes bien construidos no quiere decir que no tengan algo (o mucho) de arquetipos, sino que están perfectamente caracterizados y cumplen de maravilla su función. La trama es episódica, en cuanto que se vertebra a base de situaciones picarescas con poca relación entre sí, pero sí que hay una supertrama que arranca desde el principio y que persigue a los personajes hasta el mismo final de la novela. Y pese a estar basada en parte en tópicos (mafiosos sudamericanos, el tango, la huída, las casas de putas, el revolucionario cínico, la bohemia hippy) todos ellos en lugar de lastrar la novela le dan alas, de lo bien contada que está.


Hay que decir que con todo, el mayor disfrute de Camino de ida lo he encontrado en el lenguaje (algo muy interesante, tratándose de un artefacto de papel blanco manchado con simbolitos negros). Pienso que Carlos Salem tiene un raro talento para la frase lapidaria, para la cita, para esas líneas que lees y tienes que volver a releer, como si te hubieras tropezado, porque te han dejado sin habla. Como ejemplo pondré dos, que son el mantra de los personajes, “Si hay miseria, que no se note” (toda una declaración ética y estética) y “Todo el camino es de ida”, de donde saca su título la novela. Más allá de la boutade, estas dos afirmaciones informan el credo del libro y sirven para explicarnos muchas cosas.

Es verdad que Camino de ida no es un libro para estudiarse en la Facultad de Filología, pero tampoco lo es para ser vendido en kioscos. Es literatura popular, sólida y solvente (en cuanto a lo que promete y lo que entrega, ya digo). Y decía que es el libro que todos queremos leer porque resulta entretenidísimo, a mí me ha tenido enganchado. Su estructura en capitulitos de 7 u 8 páginas lo hace muy recomendable además en estos tiempos de prisas y de lecturas fragmentadas. Me he reído un montón leyéndolo, y me he hartado de pensar (mis dos actividades favoritas). Y no me enrollo más, como no se enrolló Carlos Salem al escribirlo. Parece que después de todo, hay esperanza en la novela postmoderna: en vez de Nocilla comeremos dulce de leche.

3 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Me alegro de que te haya gustado... Carlos Salem es un tipo que ha venido al mundo (editorial) para enseñarnos a amar y a comer bien... Y por cierto, si algún día vas a Madrid pásate por el Club Bukowski... a lo mejor te lo encuentras por allí y le puedes decir esas cosas tan bonitas que has escrito en su cara...

Riggy dijo...

Sí que debe querer leerlo todo el mundo, porque estaba agotado en todas las Casas del Libro.

Riggy dijo...

Ja! Un año y medio después me lo he leído! Y en Marruecos, nada menos.

Me ha gustado mucho, más al principio que al final, pero en cualquier caso, gracias por el descubrimiento.

PD: Te faltó citar lo de "soldado que huye, sirve para otra guerra", que me encanta.

 
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