Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 7 de septiembre de 2010

The Rolling Stones/Doin' the Dishes

(Pop sesentero y cocina: no cabe pensar dos temas con menos relación entre sí, ¿eh? Estatuas Verdes ya hizo la pirueta de unirlos hace dos años y medio, y hoy lo volvemos a intentar…)



Doin’…

Interior. Sobremesa. El sol de la canícula onubense se filtra a través de unas débiles persianas. Un infernalizado chiquitino de dieciséis años friega los platos infernalizadamente mientras escucha a los Rolling, a Hendrix, en su walkman. Realiza un esfuerzo sobrehumano para no arrancarse a cantar lo que está escuchando. Todos en la casa –menos él- duermen la siesta.

En efecto, amigos, así eran mis veranos en la playa. Walkman y fregar platos.Vosotros, que sois gente mesurada, diréis, ¿Y a qué viene tanta alharaca por tener que fregar cuatro platos y dos vasos? Yo os lo explicaré. En mi casa, desde que nací ha habido lavavajillas. Esto ha hecho que para mí, la inocente tarea de lavar los platos después de comer se haya antojado siempre como la más titánica de las empresas. “El decimotercer trabajo de Hércules”, recuerdo que lo llamaba.



Solo durante un par de semanas a lo sumo teníame que encargar de lavar los platos, cuando íbamos a la playa, pero eso bastó para que en mi conciencia se forjara una clara determinación. “A Dios pongo por testigo, que cuando sea mayor tendré una casa con lavaplatos” –era mi airado grito de guerra. Y a ello he consagrado mi vida. Veréis, en sí, el hecho de lavarlos admito que no era para tanto. Escuchando la música y eso se hacía más liviano. Lo malo era que había que hacerlo (por algún oscuro motivo) cuando menos apetecía: justo después de comer, con la modorra propia de la siesta.

The Rolling…

Con esto de no comprar discos agudiza uno el ingenio y vuelve a los clásicos, a escuchar los que tiene y hacía mucho que dejó arrumbados. Así, la semana pasada y esta me estoy dando un lote genial de Beatles y Rolling Stones. Es ocioso abundar en lo buenos que son, bla bla bla… pero es verdad que de vez en cuando mola retomarlos y dejarse sorprender como si fueran novedades. Canciones que religiosamente me sabía de memoria a los dieciséis ahora me suenan familiares, las reconozco, a lo mejor digo “Claaaro!” pero no acierto con toda la letra. Ese es el efecto de segunda novedad que estoy hallando y que es fenomenal.


… Stones

Quiero centrarme en los Rolling; la verdad es que revisitando sus discos Flowers (1967), Between the Buttons (1967), Beggar’s Banquet (1968) y posteriores me he dado cuenta de que lo que dicen sus letras son auténticas barbaridades. Y me ha fascinado el hecho de que me gustaran tanto con 15 ó 16 primaveras. Los tíos eran sórdidos de cojones, sus letras tratan de adulterios, de tugurios, proxenetas, drogadicción dura, gente tirada, personajes marginales. Inadaptados, que lo mismo son un yanqui que un ama de casa. Y sus canciones de amor son pupita: unas historias atroces.

Material poco o nada adecuado para un chaval de esa edad, o acaso el más adecuado (entiéndase la paradoja). Pero me quito la careta, yo entonces no entendía del todo el significado profundo de las letras. Por eso siempre percibí a los Stones como los hermanos malos de los Beatles, porque hacían lo mismo, pero peor. Y ahora resulta que no: que hacían otra cosa, que eran lobos con piel de cordero (los Beatles, hasta cuando trataban temas sórdidos en sus letras lo hacían con lírica).


… the Dishes

La revelación del párrafo anterior, algo que toda la Humanidad sabía, la he tenido yo esta mañana, amigos. Y no ha sido el único sorpresón que me he llevado últimamente. El tiempo pasa, la vida da vueltas, sabéis que he cambiado de trabajo y me he ido de Cosica. Próximamente os relataré nuevas andanzas, pero baste deciros que he alquilado un piso en Miciudad. Y lo he buscado con lavavajillas (el de Cosica también tenía). Sin embargo, durante el verano, en casa de mi madre, me he acostumbrado a fregar los platos a mano, no cuesta nada, son dos minutos y se puede hacer sin música. Y no merece la pena esperar varios días a que esté llena la máquina cuando viven una o dos personas.

De modo que, como rectificar es de sabios, igual me vais a ver fregar los platos todos los días. Eso sí, me pondré de fondo “Honky Tonk Women”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

FAIRY MIMA TUS MANOS...

 
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